Izaskun Chinchilla no diseña para impresionar. Diseña para incomodar, para señalar contradicciones, para revelar las paradojas que el statu quo prefiere barrer bajo la alfombra. Arquitecta por la Universidad Politécnica de Madrid —donde fue reconocida con el mejor expediente de su generación—, dirige desde 2001 su estudio en Madrid. Autora de una tesis doctoral tan crítica como provocadora: ¿Sostenibilidad y arquitectura: revolución, crisis u ortodoxia?
Su pensamiento está tejido con hilos de sociología, ecología y vida cotidiana, cultivado en instituciones como Columbia, Princeton y la École des Mines de París. Pero no se queda en la academia: sus obras, muchas veces efímeras pero contundentes, son manifiestos espaciales que interpelan tanto como embellecen. Desde pabellones efímeros hasta la rehabilitación del Castillo de Garcimuñoz, cada proyecto es una pregunta lanzada con dulzura incómoda: ¿para quién estamos diseñando?
Ha sido premiada y reconocida internacionalmente —como en el ArcVision Prize junto a figuras como Kazuyo Sejima y Odile Decq— no solo por su técnica, sino por su irreverencia intelectual. Su arquitectura no se obsesiona con el estilo, sino con el sentido. Huye de la autoría como culto y abraza la colaboración como ética.
En su participación en el Taller del Desierto ISAD, Izaskun encarnará el tipo de tutora que no impone respuestas, sino que afina preguntas. Su mirada internacional, crítica y poética, será catalizadora de una experiencia formativa profunda, donde la arquitectura vuelve a ser acto político, gesto afectivo y herramienta de cambio.